Convocados por la Asociación Internacional de Productores de Tabaco (ITGA), liderada por José Javier Aranda, productores de tabaco de todo el mundo se reunieron esta semana en Dar es Salaam (Tanzania) para pedir el apoyo de los gobiernos al sector en el marco de la Asamblea General Anual 2023.
En la oportunidad, el reconocido productor salteño, reafirmó su llamamiento a los gobiernos para que consideren a los productores de tabaco como socios clave, dada la importante contribución de la producción de tabaco como generadora de importantes ingresos y proveedora de millones de puestos de trabajo en toda la cadena de suministro.
En este sentido Aranda remarcó que "los productores de tabaco operan en un mercado legal y el tabaco es uno de los productos más regulados". Al mismo tiempo hizo notar la falta de alternativas reales a la producción de tabaco. Prueba de ello dijo "el tabaco sigue siendo uno de los principales cultivos comerciales en la mayoría de los países en los que se cultiva”, afirmó.
Y consideró que “en este momento no hay lugar para la sustitución del cultivo y solo pueden considerarse los cultivos complementarios. A largo plazo, solo se podrá considerar la sustitución del cultivo de tabaco siempre que exista el 100% de las garantías de mercado”, aseguró.
Durante la jornada de puertas abiertas, que contó con el apoyo del Ministro de Agricultura de Tanzania, Hussein Bashe, la atención se centró en las prácticas de gobernanza social y medioambiental y en el impacto socioeconómico positivo del tabaco en las comunidades rurales.
Participaron de la Asamblea: organizaciones miembros de la Asociación Internacional de Productores de Tabaco (ITGA) de Argentina, Brasil, India, Malawi, Tanzania, EE.UU., Zambia y Zimbabue, y socios del sector del tabaco de Bulgaria, Portugal, Polonia, Sudáfrica y Suiza, entre otros.
Cabe destacar que el ITGA y sus socios de la cadena de valor colaboran para fomentar la participación activa de los productores en las iniciativas sociales y medioambientales del sector, cada vez más importantes en la actualidad. El cumplimiento de las normas y la aplicación de buenas prácticas sociales y medioambientales deben verse como una oportunidad hacia la producción sostenible de tabaco para que los mercados sigan siendo competitivos en el futuro.